Permanecer en el mercado de trabajo o hacerse un hueco en él
depende del talento y capacidades de los trabajadores. El directivo tiene que
potenciar su creatividad favoreciendo un ambiente de trabajo distendido,
colaborativo y en el que se admitan y asuman las críticas.
En las organizaciones siempre se habla de la importancia de la creatividad,
pero en momentos como los actuales no sólo es fundamental, sino que es
imprescindible. Más que una cualidad o capacidad es una actitud, una forma de
enfrentarse a la vida, tanto en el plano profesional como personal. Por eso, Sir
Ken Robinson defiende en su libro, Busca tu elemento (Empresa Activa),
la necesidad de descubrir y potenciar nuestras capacidades.
El primer paso es tener claro qué es la creatividad y cómo funciona en la
práctica. Para Robinson, experto en esta materia, especialmente, la relacionada
con el ámbito de los recursos humanos, “hay que distinguir entre imaginación,
creatividad e innovación. La imaginación es el proceso de pensar en cosas que no
están al alcance de los sentidos; la creatividad es el modo de desarrollar ideas
originales que posean un valor; y la innovación es la fórmula de poner en
práctica ideas nuevas”.
En el mundo empresarial se habla más de innovación, y se asocia a
departamentos concretos de investigación y desarrollo y a perfiles profesionales
muy concretos. Para el autor esto es un error. La creatividad no se puede
encorsetar. Es una capacidad que todos poseemos, pero no se potencia
adecuadamente.
Robinson considera que el problema tiene sus raíces en el sistema educativo
y, por eso, dedica buena parte de su obra a promover una revolución creativa en
todos los ámbitos de la formación, desde la escuela, pasando por la universidad,
hasta llegar dentro de las empresas.
En las compañías el promotor de un
ambiente y estilo de trabajo creativo es la cúpula directiva y, en concreto,
cada jefe o responsable de un equipo. Ellos son los primeros que deben
comprender que la innovación se puede centrar en cualquier aspecto: en la
introducción de nuevos productos, servicios o sistemas. Con esta premisa siempre
presente, el autor describe que “el punto de partida es adoptar una nueva imagen
de las organizaciones que sustituya a la desfasada idea del empleado como un
diente de la rueda de la maquinaria de la empresa”.
Asimismo, critica en que “en tiempos de recesión, existe una aceptación
tácita de que conviene ajustar el modelo mecanicista: hacer el uso óptimo del
tiempo y los recursos, eliminar el exceso de creatividad en aras de una mayor
productividad. Todas estas cosas pueden ser buenas, pero la idea es en esencia
enemiga de la promoción de la cultura de la innovación de la que hoy depende el
futuro de la gran mayoría de las organizaciones”.
El líder que quiera promover
una cultura de la creatividad y de la innovación deberá contemplar tres ámbitos
estratégicos: el personal, el de grupo y el cultural.
Un directivo debe tener muy claro que todos los
miembros de una organización pueden aportar ideas creativas para su desarrollo.
La comunicación abierta y sincera es la mejor herramienta para que cada empleado
aporte sus ideas y visualice nuevas opciones. Pero el líder tampoco tiene que
olvidar que ser creativo no es sólo cuestión de libertad e imaginación. Exige
destreza, conocimiento, formación constante y un proceso continuo de evaluación
crítica.
Lo más habitual es que en las empresas la
creatividad nazca de los equipos, donde existe un flujo de ideas entre personas
con experiencia en campos distintos. Por tanto, otra de las funciones de un buen
líder es formar y facilitar equipos dinámicos y creativos. ¿Cómo? Apostando por
la diversidad en su significado más amplio: edad, sexo, origen cultural y
experiencia profesional.
Otro aspecto en el que insistir es en la necesidad de la colaboración. Si no
se potencia el respeto, la colaboración y la ayuda, el trabajo en equipo no
existe.
La calidad del trabajo creativo de las personas y
los grupos va estrechamente ligada a la cultura general del conjunto de la
organización. Por consiguiente, un jefe creativo es el que promueve una cultura
general de innovación. Para ello tiene que aprender a ser flexible y que sus
colaboradores también lo sean. Que no tengan miedo a los cambios, que no se
aferren a los hábitos y normas establecidas y que sepan asimilar las variaciones
o cambios de rumbo sin que supongan un freno.
Ligado a este comportamiento, Robinson defiende una cultura empresarial que
favorezca el ensayo y error, que no penalice la equivocación y que promueva las
mentes inquietas que buscan y encuentran nuevas alternativas.
Algunos emprendedores saben mirar al pasado y rescatan ideas
que una vez tuvieron éxito y que hoy, adaptadas al mercado actual, sirven para
crear nuevas compañías. Otros renuevan sectores que se habían quedado obsoletos
y renacen así de sus cenizas. Es un plus que va más allá de la capacidad
habitual para ver el futuro y detectar necesidades que otros no pueden
vislumbrar.
Algunos descubren nuevos sectores. Incluso inventan filones de negocio que
nadie podía imaginar. Crean profesiones que no existían y satisfacen (o generan)
necesidades de la gente que muy pocos son capaces de ver. Es la mirada del
emprendedor hacia el futuro. Aunque no todo es crear tendencias. Muchos
innovadores saben también retornar al pasado y son capaces de rescatar ideas que
tuvieron éxito un día y hoy, readaptadas, significan un triunfo. Otros reactivan
sectores en declive o negocios obsoletos que reviven con ese impulso
rejuvenecedor.
Iñaki Arrola, socio fundador de Coches.com, asegura que “los emprendedores –y
también los inversores– pueden y deben inventar cosas nuevas a partir de algo
que ya funciona o está olvidado. Los concesionarios de automóviles, por ejemplo,
pasan por una mala situación y son antiguos. Es posible dar con el Apple de la
venta de coches”. Arrola se refiere asimismo a otros ejemplos de reinvención,
como el negocio de las entradas para todo tipo de espectáculos, la música o el
hecho simple de tomarse un café: “Algo obsoleto hasta que llegó Starbucks... O
Nesspreso”.
El caso de Nespresso representa un ejemplo de innovación transformadora del
consumo de la commodity más antigua: el café. Se trata de un desarrollo de I+D
que fue vendido a Nestlé y que estuvo varios años fermentando en mercados en los
que no llegó a cuajar, aunque terminó por triunfar.
Riley Gibson,
cofundador y CEO de Napkin Labs –una startup que se dedica a transformar a los
seguidores de Facebook de las empresas en colaboradores para obtener nuevas
ideas– explicaba recientemente en Inc. que “las tecnologías y herramientas más
novedosas en el campo de la medicina se reinventan constantemente para ayudar al
cuidado de la salud. Pero estas tecnologías alejan a muchos profesionales de sus
pacientes en detrimento de una medicina más humanizada. La innovación más
importante en este campo para la próxima década será una vuelta a ese toque
humano tradicional. Algo similar ocurre si nos fijamos en los productos de
Apple. Son diferentes y futuristas, pero su diseño hunde sus raíces en los
principios que Dieter Rams postuló hace más de veinte años, basándose en que ‘el
buen diseño es el que no se nota’. Apple crea productos que aparecen como
totalmente nuevos, pero cada detalle está basado en algo que nos resulta
absolutamente familiar, desde las carpetas a la tipografía”.
Ramón
Hermosilla, fundador y CEO de HGC Group, es un emprendedor especializado en el
sector inmobiliario, la consultoría financiera y el turismo, y ha participado en
algunos proyectos como Uspeak o Cazaworld. Asegura que hay sectores necesarios e
insustituibles: “En el campo inmobiliario es posible diferenciarse con nuevos
conceptos, modelos de eficiencia y menores costes financieros sin bajar la
calidad. Hasta en los sectores que parecen caducos se puede innovar”.
El emprendedor se refiere asimismo a la enseñanza de idiomas –otro terreno
abonado para la renovación– y cita el ejemplo de Uspeak con su algoritmo de
errores y aciertos que se almacenan y que mejora el sistema de aprendizaje.
El CEO de HGC Group añade asimismo el sector turístico a las posibilidades
de reinvención: “La tiranía de la transparencia, que da al usuario un nuevo
poder y una gran capacidad de análisis de la información, lleva a que el público
mande en la venta de habitaciones por internet. Con compañías como TripAdvisor
en el mercado ya no vale la categorización por estrellas de los hoteles”.
El ciclo de la innovación
Didac Lee, CEO de Inspirit,
creador de empresas e impulsor de un acelerador de nuevas compañías, se muestra
convencido de que la innovación es cíclica: “La humanidad tiene una serie de
problemas que suelen ser los mismos. Con cada solución se mejora. Pero al igual
que el mundo del software, la versión 2 es mejor que la 1 y la 3 será mejor que
la 2. Por eso podemos hablar de viejo problema con nueva solución. En muchas
ocasiones, una innovación sustituye a algo que en su día fue innovador. En
Internet, por ejemplo, todo parece ir a una velocidad superior, por lo que
podemos observar muchos cambios en poco tiempo. La vida de una empresa de
tecnología es como la de los perros, un año en internet o en tecnología equivale
a siete en otro sector”.
Lee es, entre otras, el impulsor de Zyncro, una compañía que está en el
espacio de las intranets: “Desde hace más de 15 años la promesa eterna de tener
redes privadas en las empresas ha estado siempre en boca de todos los
directivos. Sin embargo, la intranet solía ser costosa y no se utilizaba
demasiado, porque la adopción por parte del usuario corporativo es lenta. Pero
el fenómeno de la personalización –que hace que las aplicaciones corporativas se
parezcan a las que consumimos en casa– permite que aparezcan las redes sociales
privadas.
Hasta mi madre usa Facebook para compartir fotos o información con
sus familiares y amigos. Zyncro propone una intranet socializada con aspecto
2.0, y el hecho de que esté en la nube hace que el modelo de precio sea flexible
al pago por uso, y no al pago”.
Carlos de Otto, fundador de Biit –una aplicación española de música streaming
con un algoritmo que reconoce el gusto musical y recomienda canciones similares–
cree que crecer en un sector que no existía es complicado, pero también lo es
identificar oportunidades ya existentes. De Otto asegura que “es posible
analizar esos sectores antiguos y establecidos. Es complicado entrar si no se
consigue romper el ecosistema, pero sólo los emprendedores son capaces de
cambiar definitivamente las reglas de juego”.
Reinventar el futuro
El sorprendente origen de la creatividad
La mayoría de personas asocian la creatividad con el arte. Dado que la
escuela pone más énfasis en las matemáticas, la lógica y las ciencias se
concluye que de niños desarrollamos poco este lado del cerebro y de adultos
somos poco creativos.
Durante muchos años, la neurociencia respaldaba esta idea. La parte derecha
del cerebro trabajaba la creatividad de forma independiente al
lado izquierdo, en donde se trabajaba la lógica y las matemáticas.
Pero más
recientemente se ha descubierto que el cerebro no funciona derecho o izquierdo
sino que ambos hemisferios trabajan de forma conjunta y
cooperativa y de hecho TODOS, tantos los niños como
los adultos, podemos ser muy creativos.
La creatividad además está presente en cualquier disciplina. No sólo en el
arte encontramos ideas innovadoras o diseños geniales, sino también en
ingeniería, ciencias, filosofía, matemáticas, física, deportes, educación,
negocios, política y tecnología.
La creatividad dentro de un contexto educativo nos puede ayudar a saber
cómo resolver conflictos de clase entre alumnos, cómo enseñar un
concepto de física complicado, cómo incentivar el uso de las TIC en otros
docentes del centro, cómo mejorar la comunicación entre padres y
profesores…o quién sabe, cómo reinventar la educación en el siglo
XXI.
Todos tenemos momentos de inspiración, momentos “eureka” (ya lo
entendí) o también llamados momentos flash. Se enciende una bombilla en
nuestro cerebro de forma repentina, cuando menos lo esperamos.
A continuación intento explicar de forma simple qué significa ser
creativo, de dónde provienen las ideas creativas, cómo podemos capturarlas y
cómo aumentar su frecuencia, según documenta la neurociencia. Sugiero
sencillas prácticas y tecnologías que nos ayudarán a aprovechar el potencial
creativo en nosotros como docentes y sacarlo a relucir en nuestros alumnos
dentro y fuera del aula:
1. Alimenta el cerebro de experiencias
sensoriales
La creatividad surge a partir de experiencias vividas. Desde que nacemos,
vamos acumulando experiencias y aprendizajes que se guardan en nuestra memoria.
Cada cosa que vemos y escuchamos durante el día (un libro, un programa de
televisión, un artículo, un tuit, una conversación, una canción, un poster…) nos
proporciona un bloque de información a partir del cuál podemos construir
potencialmente ideas nuevas y geniales. Todos estos bloques acaban en nuestro
banco de conocimientos dentro del cerebro y a veces podemos tardar años en
utilizarlos.
Pero estos bloques son la base para la concepción de nuevas ideas.
Combinar bloques de información que ya existen en el mundo exterior pero de
forma diferente es ser creativo. Ser creativo no es la aparición de una
idea de la nada, es la combinación novedosa de muchas ideas y conocimientos
almacenados en nuestro cerebro.
Por tanto como más hagamos vivir a los alumnos, más llenemos sus cerebros de
información bien variada y sensorialmente rica, más conversemos con ellos, damos
más posibilidades a sus cerebros y a los nuestros a ser creativos.
Sin duda, Internet es una de las grandes fuentes de inspiración y
conversación para el aula. Las clases deben estar repletas de todo tipo de
contenido visual y conversaciones abiertas. Podemos descubrir con frecuencia de
forma conjunta videos e historias que provocan memorias, alegría, resentimiento
o ira. Son estas emociones y las conversaciones que surgen alrededor de ellas,
las que estimulan la creatividad del alumno y del profesor.
2. Colabora con otros docentes, expertos
o incluso escucha a desconocidos
Las ideas más creativas surgen gracias a la colaboración con otras personas,
ya que se aprovechan todos los bancos de conocimientos. Como no hay dos personas
con experiencias de vida idénticas, no existen dos cerebros iguales.
La
colaboración entre docentes y/o estudiantes de disciplinas completamente
diferentes pueden despertar la inspiración y dar lugar a una idea
creativa. Por ejemplo, Google es resultado de la tesis doctoral de
Larry Page y
Sergey Brin ,
dos estudiantes de doctorado en Informática de la Universidad de Stanford.
A través de las redes sociales podemos encontrar colaboradores virtuales de
forma sencilla, incrementando sustancialmente nuestras posibilidades de
aprendizaje a partir de las experiencias de otros. En Twitter podemos seguir
conversaciones de cualquier tema educativo o de interés personal a través del
“hashtag” (sin ni siquiera tener una cuenta abierta). Consulta
Cómo iniciarte en Twitter en 5 minutos.
También a través de
Skype en el aula, podemos colaborar con otras clases de
colegios en Japón, en India o cualquier pais que consideremos enriquecedor. En
Facebook se han creado numerosos grupos de docentes y páginas educativas, en
donde profesores preguntan, responden y colaboran.
Un rico Entorno personal de Aprendizaje contribuirá a la creatividad
de alumnos y profesores.
3. Introduce momentos de
tranquilidad
A todos nos ha ocurrido con frecuencia que estando delante
del ordenador o sentado en el pupitre del aula, no somos capaces de resolver un
problema matemático, pensar en una ilustración para un proyecto, iniciar una
redacción o debatir con otra persona. Pero antes de irnos a dormir,
mientras estamos bajo la ducha, escuchando música o conduciendo hacia casa,
comiendo o en la clase de yoga, nos surgen las mejores ideas. Es como
un “flash”, una bombilla que se enciende y curiosamente sin estar pensando en
ello.
Hay una razón. La neurociencia concluye que la mente trabaja mejor para
resolver problemas cuando no está activamente intentando solucionarlos. Los
momentos de tranquilidad nos proporcionan una plataforma para que el revoltijo
de información que hay en nuestro cerebro, aparentemente no relacionada, tome
forma.
Por tanto, en el aula debemos proporcionar espacios físicos y temporales que
inviten a la tranquilidad y al descanso de la mente. En esos espacios, algunos
alumnos escucharán música, otros jugarán con un gadget para desconectar, otros
simplemente conversarán. Pero estaremos dando la posibilidad de que sus mentes
se distraigan y encuentren las soluciones a problemas que no sabían
resolver.
Escuelas Vittra: Asientos en forma de isla para que los
alumnos puedan relajarse cómodamente. Diseño por
http://www.rosanbosch.com/
4. Introduce momentos de
juego
Hay una potente conexión entre el juego y el pensamiento
creativo. Inventarse una obra de teatro, improvisar un juego en el
patio del recreo, crear un baile, moldear con plastilina son una serie de
actividades que dejan suelta la imaginación, sin límites ni inhibiciones. En
nuestra infancia todos somos capaces de crear cosas nuevas ya que nos permitimos
pensar en libertad. Nada es ridículo, no hay límites e imposibles y esta actitud
nos permite ser tremendamente creativos.
Una manera de estructurar momentos de juego en el aula es introducir una
tarde “FedEx”, una práctica inusual que empresas como Google
realizan con sus empleados con grandes resultados y en centros escolares también
empiezan a aplicarse.
Básicamente cada trimestre, un viernes por la tarde, los alumnos trabajan en
un proyecto durante varias horas que no forma parte del temario escolar pero que
les despierta un gran interés. Se puede escribir un poema, crear un blog,
inventarse un video musical, construir un artilugio, realizar un experimento,
programar un videojuego, etc. El lunes siguiente, los alumnos presentan los
resultados e impresiones.
En esta actividad los alumnos usan sus talentos sin restricciones y
desarrollan su creatividad. Puede parecer que se pierde el tiempo, que no se
avanza en el temario escolar pero la ciencia sugiere todo lo contrario.
5. Captura las ideas para no
olvidar
Como hemos establecido anteriormente, las ideas más creativas surgen de
repente, cuando menos las esperamos. Para poder usar estas ideas y no
olvidarlas, es realmente importante capturarlas por escrito. Este nuevo hábito
puede marcar la diferencia entre personas aparentemente más creativas que
otras.
La tecnología es especialmente útil en este sentido. Uno puede escribir en
servilletas, cargar con una libreta de notas o enviarse un correo electrónico,
pero sin duda en estos tiempos los alumnos preferirán usar su smartphone.
El teléfono móvil nos permite a través de numerosas aplicaciones
capturar y documentar rápidamente estas ideas. Con
Evernote podemos escribir y guardar notas y fotografías que
nos inspiran un sentimiento, una emoción o un razonamiento. Pero además podemos
clasificar estas notas con etiquetas para encontrarlas rápidamente y no queden
perdidas en nuestro archivo digital. Otras herramientas que pueden ser también
útiles para guardar ideas que encontramos en la web son los gestores de
marcadores sociales como
Delicious,
Diigo y
Instapaper.
Ferrán Adrià toma notas para su famoso plato Menestra
de verduras en texturas
5. Trabaja con gran
determinación
La creatividad surge cuando acumulamos una fuerte base de conocimientos e
investigaciones, a partir de la cuál nuestro cerebro es capaz de construir
nuevas ideas. Las grandes ideas aparecen de repente pero nunca de cerebros
vacíos o poco estimulados. Igualmente cuando el momento flash surge, es esencial
el trabajo duro, la experimentación y sobre todo la fuerte motivación para
desarrollar esa nueva idea. La creatividad requiere de un constante
esfuerzo.
Para concluir, podemos ver cómo a lo largo de la historia se
encuentran miles de ejemplos que muestran cómo la creatividad ha surgido al
combinar ideas ya existentes de forma diferente o novedosa.
Existen millones de ejemplos, no tan visuales, como serían el caso de Google
y Microsoft, empresas que son el resultado de la mente de varias personas que
combinaron habilidades diferentes para crear un nuevo producto. También el
famoso pedagogo
Gianni
Rodari descubrió por casualidad la literatura infantil, cuando se hospedaba
en la casa de una familia con niños y en un ambiente rico en estímulos, en
contacto con la naturaleza y con plena libertad para la fantasía. Grandes
deportistas como Maradona y Messi muestran grandes paralelismos en sus
jugadas…