El voluntariado transforma
El hecho de ser voluntario tiene un gran beneficio para la persona que realiza esta tarea. En espacios que he participado como voluntario me he sentido realizado, dando sentido a algún aspecto personal, y generando una serie de aprendizajes que me ayudan en mi día a día.
El voluntariado es un valor añadido a las entidades, aportando una serie de beneficios para el trabajo que realizan los voluntarios:
Tener personas voluntarias supone tener personas comprometidas, que forman parte de nuestra organización, que creen en lo que se está haciendo, que se lo hacen suyo y dedican su tiempo disponible para una tarea. Estas personas con su actitud aportan calidad en el trabajo que realizamos.
Las personas voluntarias en muchas ocasiones tienen ganas de aprender, de crecer, de hacerlo lo mejor posible. También nos podemos encontrar con personas con una gran experiencia desde un ámbito remunerado que quieren compartir sus competencias en el espacio voluntario. Tener este tipo de profesionales que trabajando conjuntamente con la organización aporta un gran valor.
Tener una persona que se añade a un proyecto como voluntario y que viene de un ámbito diferente, nos aporta una mirada nueva, que debemos saber escuchar para poder incorporarla. Las personas voluntarias son críticas y capaces de ayudar a la entidad a hacer el trabajo de formas diferentes y, en ocasiones, mejor. Impregnarnos de su visión hace que las organizaciones se transformen y mejoren.
Como organizaciones que trabajamos conjuntamente con el voluntariado debemos pensar que aportamos a estas personas, más allá de un espacio donde realizar un trabajo que quieren hacer. Ser consciente de que los aportamos puede ayudar a fortalecer el compromiso de la persona voluntaria:
Como he comentado anteriormente, el espacio de voluntariado es un espacio que facilita el desarrollo de la identidad de la persona. Así pues las organizaciones de voluntariado ayudamos a conformar la identidad del otro.
Son espacios vivenciales donde trabajamos las emociones y damos experiencias significativas para las personas voluntarias. La experiencia que vive un voluntario / a ligada a una emoción potente hace que este elemento perdure en la memoria, convirtiéndose en un recuerdo que definirá maneras de hacer.
El hecho vivencial va acompañado de conocimientos y habilidades. Los espacios de voluntariado ayudan a adquirir competencias profesionales y vitales. Ayudando a conocer nuevas formas de trabajar a poner en práctica y reforzar competencias adquiridas.
En mi opinión, uno de los elementos más importantes es que el voluntariado es un espacio donde la persona puede desarrollar lo que le gusta y motiva, convirtiendo este disponible en un espacio de ocio con una finalidad social, donde la persona que participa se siente libre y disfruta del proceso.
El voluntariado es una experiencia de servicio a los demás, a aquellos que no conocemos, donde desplegamos todo nuestro potencial para poder realizar una tarea de calidad y donde recibimos una serie de experiencias que definirán nuestra manera de actuar futura. Las acciones de voluntariado son sitios de crecimiento social y personal, del que toda persona en algún momento debería poder disfrutar.
Alex Muñoz
Docente-Tutor de formación en Ocio Educativo de la Fundación Pere Tarrés.
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