Durante muchos años fue la soltera de la localidad. Un día pasó por allí un feriante y se desposó con ella. A lo largo de algunos años, la pareja mantuvo una relación perfecta, pero una madrugada el hombre se marchó en busca de libertad. La mujer volvió a quedarse sola. Las féminas del pueblo fueron a verla y le dijeron.
Debes tener una llaga en el corazón. ¡Se te veía tan contenta con ese hombre!
¿Una llaga? En absoluto, amigas. No tenía una llaga en el corazón antes de que llegara ese hombre y ahora que se ha ido mi corazón esta como antes de que llegara: sin ninguna llaga e igual de contento. Vino y se fue, como la vida nos toma y nos deja.
Comentario
Cuando nos atamos mórbidamente a algo o a alguien, desplazamos el centro de nuestro ser y nos exiliamos de nuestro propio hogar interior. Entonces comienza una forma de esclavitud, pero además desalojamos mucha de nuestra energía y nos volvemos espiritualmente famélicos, pues el contento y el descontento ya no proceden de nosotros mismos, sino de los hechos o de las personas, ya nos sean gratas o ingratas. Pero cuando se consigue madurez interior, se resuelven muchos conflictos internos y se aproxima uno a su naturaleza, real, entonces es posible mantener una actitud de serenidad y equilibrio en situaciones que a otros muchos les turbarían o desgarrarían.
Desde luego, toda persona prefiere lo placentero a lo que no lo es, pero cuando se ha recuperado el hogar interior, la actitud es bien diferente ante una y otra situación existencial. Si uno interiormente se encuentra integrado, aun en las situaciones difíciles mantiene ese estado de armonía. Por todo ello, los vínculos con los demás deben establecerse a partir de la verdadera generosidad, el desprendimiento, el amor consciente, la recíproca y genuina cooperación, el afecto más desinteresado, la mutua libertad y respeto, el equilibrio y la armonía en el trato, y con menos apego o instinto de dependencia. Conviene mitigar el afán de posesividad y reeducarse lo suficiente para no permitir que nuestras carencias y deficiencias malogren la relación y la desarmonicen.
También es muy necesaria la paciencia, porque tanto si contamos o no con la otra persona, tanto si la tratamos como si se aleja de nosotros, esta cualidad nos ayudara extraordinariamente para no desesperar. Además la actitud paciente es muy provechosa en toda relación humana para no alterarse, no entrar en banales e irritantes discusiones, no utilizar dañina e inconscientemente la palabra o ser adusto en gestos y conductas.(Texto El Arte de La paciencia Ramiro Calle)
Comentario Ma.Helena Bonilla :
Voy a compartir unas palabras que vienen a relación son de Laurence Freeman(director de la comunidad mundial para la meditación cristiana la contra de la vanguardia 27/6/12): Se trata de vivir la vida ordinaria con una intensidad extraordinaria. El resultado es la trascendencia del ego, liberarte de los miedos, y eso es lo que te da la libertad y en la libertad está la alegría. ¿Qué estáis buscando? les dice Jesús a los discípulos que le siguen. Esa es la gran pregunta. El sufrimiento surge por el conflicto de deseos, no sabemos lo que realmente queremos. La meditación nos ayuda.El bienestar está intimamente conectado a nuestra manera de prestar atención a las otras personas para poder verlas tal cual son, sin proyectar nuestros propios deseos y miedos sobre ellas ./ El apego es natural , y necesario cuando somos pequeños, el problema está cuando seguimos teniendo apego a la edad adulta, esto nos genera miedos, inseguridades, nos quita libertad.
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