A TU HIJO
Protégelo, no lo cubras.
Ayúdalo, no le resuelvas.
Abrígalo, no lo tapes.
Ámalo, no lo idolatres.
Acompáñalo, no lo lleves.
Muéstrale el peligro, no lo atemorices.
Incorpóralo, no lo aísles.
Aliéntalo en sus esperanzas, no lo desanimes.
No le exijas ser el mejor, pídele que de lo mejor
No le prodigues amor, rodéalo de amor.
Enseñale a ser él, No como tú quieres que él sea.
No le dediques la vida, vivan todos.
Recuerda que tu hijo no te escucha, te mira.
Y finalmente, cuando se rompa la jaula del canario, no compres otra jaula, enséñale a vivir sin puerta.
Anónimo
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