El pasado 20 de Abril acudí a una cita muy especial, con mi maestra y amiga Mercè(94 años), son las 11 y 15 am, me presento en la puerta de su "casa" 15 minutos antes de la hora concertada, llamo y nos saludamos con afecto.
Lo primero que observo en mi amiga, se ha vestido de fiesta para la ocasión, señal de aprecio y respeto al momento que vamos a compartir, seguido de esto, no pasa mucho que la llaman al teléfono y cancela todo encuentro con otras personas, y me comenta " ya tendré bastante con nuestra cita" y viene a mi memoria lo que escuché de un monje budista en un vídeo, "él vive en la montaña y en soledad, cuando le toca bajar al pueblo por alguna razón(1 vez a la semana), necesita varios días para recuperarse- el contacto con los demás le resta energía".
En principio iba a ser una entrevista a Mercè, pero preferí que transcurriera de forma natural nuestro encuentro, ella es conversadora, como ella misma dijo soy habladora, su madre siempre de pequeña la mandaba a callar(risas), por lo que no iba a ser difícil empezar nuestra conversación.
Mercè, luce buenos modales, posee muy buena memoria histórica, lucidez impresionante, sensata, excelente sentido del humor, mirada penetrante y brillo en los ojos, a primera vista impresiona por su seriedad(el Padre Martí Amagat i Matamala la llamaba "La superiora"-risas), pero es tratarla y ver que detrás de esa aparente seriedad hay una persona íntegra, es una gran lectora, me interesaba de este encuentro conocer más esa faceta de ella, y lo que decidí fue escucharla, sabía que en algún momento de nuestra charla su hábito de la lectura saldría a relucir.
Primero pongo en antecedentes, Mercè vive en la Residencia de las Hermanas Josefinas de la Caridad, en Manresa, no tiene familiares cercanos vivos, sí unos cuantos amigos y amigas que suelen visitarla o llamarla, la escuela tuvo que dejarla al empezar la guerra.
Su familia la conformaban, su padre,madre y hermano, Mercè era la menor "la nena".
Ya sorprendió a todos desde muy pequeña por su facilidad para hablar y pronunciar letras y palabras que para otros niños de su edad resultaban complejas. Aprendió a leer desde muy temprana edad motivada por la escuela y por su hermano que cultivaba esta afición, compartiendo con ella sus libros de Aventuras(por ejemplo, toda la colección de Julio Verne ). Le gustaba de pequeña ejercitar la memoria, antes de dormir repasaba mentalmente alguna poesía que tuviera de lección, y al levantarse repetía este ejercicio, me dice que desde siempre ejercita la mente .
Cuenta que se le fomentó la lectura en su hogar, a través primero de su hermano y sus libros, y la comprensión de su madre al verla ávida de lectura incluso en la madrugada, sólo le recordaba que apagara la luz cuando terminase de leer, pero sí le añadía "que la noche era para dormir" ( risas).
Debido a la guerra no pudo continuar con sus estudios, su vida tomó otro rumbo y pasó a convertirse en una lucha por sobrevivir cada día, su hermano fue enviado a la guerra, regresó herido y muy enfermo, ella lo vió morir en casa, y así transcurrían los años y su padre fue el siguiente en fallecer, su madre(con demencia), fue la última, Mercé fue la cuidadora principal de ésta.
LLevaba una carga emocional muy grande, se dedicó por completo al cuidado de su familia sin ocuparse de su vida personal, trabajó para traer el sustento al hogar, sin familiares que le pudiesen echar una mano, cayó enferma de turberculosis, no podía moverse de la cama, y como ella misma recuerda, al no poder moverme, ni hacer nada, me puse a leer, ¿qué más podía hacer? Entonces recuperó su hábito intenso de lectura.- me comenta que hace poco volvió a leer 20 mil leguas de viaje submarino de Julio Verne y tiene varios libros nuevos de otros autores, regalos de sus amistades, pendientes de leer.
Ahora si me permiten lectores del blog, relacionaré la conversación que mantuve con Mercè con un articulo publicado en La Vanguardia sobre los beneficios de la lectura :
LLevaba una carga emocional muy grande, se dedicó por completo al cuidado de su familia sin ocuparse de su vida personal, trabajó para traer el sustento al hogar, sin familiares que le pudiesen echar una mano, cayó enferma de turberculosis, no podía moverse de la cama, y como ella misma recuerda, al no poder moverme, ni hacer nada, me puse a leer, ¿qué más podía hacer? Entonces recuperó su hábito intenso de lectura.- me comenta que hace poco volvió a leer 20 mil leguas de viaje submarino de Julio Verne y tiene varios libros nuevos de otros autores, regalos de sus amistades, pendientes de leer.
Ahora si me permiten lectores del blog, relacionaré la conversación que mantuve con Mercè con un articulo publicado en La Vanguardia sobre los beneficios de la lectura :
Claro que también hay que leer en la madurez y en la vejez. El ejercicio de leer cobra sentido al final de nuestras vidas. Neurólogos y psicólogos recomiendan “la lectura como método preventivo del alzheimer u otras enfermedades neurodegenerativas”, señala el doctor Pablo Martínez-Lage, coordinador del grupo de estudio de conductas y demencias de la Sociedad Española de Neurología. Cuando una persona comienza a padecer síntomas de demencia y a perder autonomía, influyen dos factores: las lesiones que ha producido la enfermedad y la pérdida de la capacidad de compensar. Compensar es poner a funcionar áreas del cerebro que antes no funcionaban, poner en marcha la reserva cognitiva, es decir, la capacidad intelectual acumulada a lo largo de su vida mediante conocimientos y actividades intelectuales. Para disponer de una buena reserva cognitiva es importante tener una vida intelectualmente activa. “Quienes se mantienen mentalmente en forma a lo largo de su vida, corren menos riesgo de padecer alzheimer, parkinson o enfermedades cardiovasculares”, concluye Martínez-Lage.
Mercè, así como todos nosotros podríamos formar enciclopedias con nuestras historias personales, ésta que he contado aquí, deseo sirva de ejemplo y motivación para fomentar la lectura en nosotros y en nuestros hijos, viendo la historia desde el final, podría ser la nuestra.
Feliz día de Sant Jordi!!!
Un abrazo,
María Helena Bonilla Patiño
Feliz día de Sant Jordi!!!
Un abrazo,
María Helena Bonilla Patiño
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