La batalla para perder peso definitivamente no se libra en el estómago ni en el intetino, sino en la mente: piensa en delgado y SERAS DELGADO.
10 Cosas que no hay que pensar
La Dra. Judith S. Beck ha diseñado un método para bajar de peso que se basa en cambiar los "pensamientos alimenticios" que sabotean la dieta.
HAMBRE: Tengo hambre. Sino como, voy a tener más. Tengo que comer ahora"
PLANIFICACION: "No tengo que planificar nada. Seré capaz de tomar las decisiones correctas en el momento"
ANSIEDAD:"Necesito comer: no puedo calmarme hasta que coma algo"
FRACASO: "Caí en la tentación, voy a comer cualquier cosa el resto del dia y empezaré de nuevo mañana"
ENGAÑOS : Esta comida no estaba en mi plan, pero... ya que es grtis, es especial , solo un poquito.
INJUSTICIA: No es justo que no pueda comer lo que deseo y tener que ponerme límites
IMPOTENCIA: hacer dieta es muy difícil. No puedo hacerlo. Nunca podré perder peso.
DESANIMO: No puedo creerlo, he subido de peso y me ha costado mucho esfuerzo. No vale la pena sacrificarse.
POCO REALISMO: Si pudiera encontrar la dieta mágica perdería peso rápidamente, y después volvería a mi antigua forma de comer.
FALTA DE ACEPTACION: Por qué yo no puedo comer lo mismo que otros que no engordan?.
El cerebro decide. La función del cerebro en el ritmo metabólico es conocida desde hace tiempo, pero no se sabia como se llevaba a cabo. Una investigación publicada en Science desvela el mecanismo por el cual las calorías sobrantes se convierten en calor. Este proceso desempeña un papel importante a la hora de prevenir la obesidad.
Las calorías que ingerimos con los alimentos pueden convertirse en grasa o en calor.
Uso de energía: Las calorías alimentan células y órganos del cuerpo. Una parte de la energía la gastamos en el ejercicio físico, pero hay otra extra, que quemamos o se convierte en grasa.
La porción clave: para que esta energía se queme tiene que activarse el sistema simpático del cerebro.
Si el cerebro es el responsable de los antojos, puede haber formas de controlarlos. En un reciente estudio de la Universidad Carnegie Mellon se invitó a los sujetos del experimento a que se imaginaran a si mismos comiendo las conocidas chocolatinas M&M, hasta 33 veces seguidas. A continuación se les ofreció comer tantos M&M reales como quisieran. Aquellos que habían imaginado comer más veces tuvieron menos deseo de zamparse las chocolatinas.
Fuente : Quo No. 186 Marzo 2011
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