sábado, 3 de septiembre de 2011

Valores Humanos



La siguiente información es  de un texto para grupos de crecimiento, por lo que me limitaré a transcribir los conceptos de los diferentes valores humanos que debe tener una persona.


Escuchar al otro- Cortesía

No es lo mismo escuchar que oír: Oír es la percepción de sonidos por medio del sentido del oído; y eso se produce sin que intervenga nuestra voluntad. Escuchar es recibir el sentido de lo que oímos, o de lo que se nos dice; esto supone un acto de atención y de interés.

José Luis Martin Descalzo decía: Oír no cuesta nada, escuchar es pesado. Para oír hace falta tener tímpano, para escuchar es necesario tener corazón.

Escuchar a otro puede tener dos vertientes. La primera es atender y comprender las palabras que escuchamos, que pueden contener un mensaje para nosotros, fruto del carisma del que habla, que penetra en nuestro interior para enriquecernos, para aumentar nuestros conocimientos. La segunda vertiente consiste en saber descubrir lo que hay tras las palabras que escuchamos: la vida del otro con todas sus circunstancias, sus alegrías y sus angustias, su situación de bienestar o de indigencia, sus carencias o su contribución a la comunidad.

¡Cuántas personas necesitan ser escuchadas! Poder hablar para desahogarse y que haya alguien que te escuche, es un desahogo real y tranquilizador. Muchas veces se trata de dar una pizca de esperanza a quien, tal vez, la ha perdido o está a punto de perderla. Es acoger la palabra y la vida del otro en sus angustias y tristezas, es practicar la caridad hacia aquel que se encuentra solo, incluso sin vivir solo.

Para escuchar adecuadamente, hay que fijarse en el otro. Fijarse en sus palabras, sus gestos y sus actitudes. Es decir, recibir cuanto el otro dice, no lo que nosotros creemos que dice. Un defecto en el hecho de escuchar suele ser que nosotros, en lugar de poner atención en cuanto nos dicen, estamos pensando nuestra respuesta para rebatir lo que nos expresa. Es esencial saber escuchar sin interrumpir con nuestras razones, para poder entender al otro.

Escuchar al otro es acogerlo

Escuchar al otro es acogerlo. La acogida proporciona rostro y consistencia a la relación, al encuentro con el otro. Se inscribe en una dinámica de cambio interior que va más allá del compromiso personal, creando una atmosfera perceptible en la misma vida de la sociedad.

Todos llevamos dentro una exigencia, que se manifiesta de mil maneras, como seres sociales.

Si esta exigencia no encuentra respuesta, puede traducirse como “mal de soledad”.

Intentamos curarlo con una creatividad agobiante, inventando proyecciones sucesivas de evasión. Pero nuestro yo se percata rápidamente de que el encontrarse no sustituye a la alegría de sentirse acogido.
Una forma de acoger a los otros, una manera delicada de amarlos, no es solo una elegante manera de acogerlos, sino también de lograr que se sientan estimados.

Escuchar es cortesía

Saber escuchar también es tener cortesía. Cortesía es esa virtud que nos hace limar las asperezas del carácter y procurar ser atentos y amables con los otros. Nos invita a utilizar la cordialidad en nuestras relaciones con el prójimo, de una manera sencilla, sin amaneramientos, ni afectación, ni engolamiento.

Con todos nos hemos de comportar con urbanidad, con civismo, con educación… pero, sobre todo, con los de nuestra propia casa. Hemos querido señalar este último punto porque, con frecuencia, la cortesía se considera artículo de exportación: muy correctos y “finolis” con los forasteros, pero desatentos, poco elegantes y adustos con los familiares.

Escuchar al otro incluye, evidentemente, a los que tenemos más cerca: nuestra familia. Saber escuchar también supone la negación de todo egoísmo, a fin de favorecer al otro.


Sinceridad

La palabra sinceridad la oímos muchas veces en nuestro lenguaje coloquial. Incluso nosotros mismos decimos : soy sincero al decirte.., mis palabras son sinceras..., te lo digo sinceramente..., etc.

La sinceridad es una virtud de la que mucha gente presume y hace gala, pero que en el fondo se encuentra en muy pocas personas. Por lo que respecta a nosotros mismos, ¿somos siempre realmente sinceros? ¿O quizá somos de esos que dicen que no se puede ir por el mundo con la sinceridad por delante?.

La palabra sinceridad procede de dos vocablos latinos "sine-cera" que aluden a las cremas y unguentos-ceras- que algunas mujeres romanas se ponían en el rostro para disimular las arrugas.

En aquellos tiempos, para albar la belleza de una mujer y expresar que la belleza era real y no aparente, se acostumbraba a decir: Y conste que es una mujer sin cera.

La sinceridad conlleva tanta repugnancia por el fingimiento y la mentira, como simpatía por la franqueza y la verdad.

Hay personas para las que la sinceridad supone un esfuerzo insuperable, porque ellas mismas son una pura contradicción.

No queramos agradar, o decir que somos sinceros, dejando de ser lo que somos porque, de ese modo, ni somos, ni agradamos, ni somos sinceros.
Se ha de ser sincero sin atiborrar ni empalagar a los otros con franses hechas, copiadas de otros y no asumidas personalmente. Se ha de procurar ser sincero con sencillez y autenticidad.

La sinceridad nos cuesta, porque va contra la tendencia innata que nos empuja a disimular todo aquello que puede desmerecernos ante los ojos del otro.




Autenticidad

Auntenticidad quiere decir aceptación de uno mismo, aceptación de lo que se es, con autoestimación y limpieza de corazón.

Para ser autenticos hemos de asumir el pasado y proyectar el futuro. Una de las posbilidades que hemos recibido del pasado es un amplio conocimiento de lo que somos. Una investigación de siglos nos enseña que somos "seres encuentro". Vivimos como personas, nos desarrollamos y perfeccionamos creando muchos reencuentros con otras personas, con instituciones, con el lenguaje, el paisaje, las obras culturales.... Estos encuentros iluminan lo que somos y lo que estamos destinados a ser.

Hemos de ser hombres y mujeres fieles y coherentes con nosotros mismos, porque la coherencia es básica para que la persona llegue a ser auténtica.

Hemos de ver claramente que toda actitud humana, para que sea virtud, ha de orientarse hacia la unidad, hacia el amor verdadero. Si soy honrado, auténtico y franco, pero me expreso de forma imprudente y agresiva, no actúo virtuosamente porque pongo en peligro la unidad.

El hombre que consigue una integración armónica, se siente en paz consigo mismo y se ve capaz de desarrollarse como persona. Por todo ello conviene la autestimación y la autenticidad.


Misericordia

La misericordia es la virtud que triunfa frente al rencor, al odio justificado, al deseo de venganza o de castigo. Misericordia es la virtud que perdona, no suprimiendo la falta u ofensa- cosa que es imposible- sino dejando de tener manía a la persona que nos ha ofendido o perjudicado. Conviene distinguir entre misericordia y clemencia- que solo renuncia a castigar, entre misericordia y compasión que se limita a simpatizar con el que sufre o entre misericordia y absolución entendida como poder para anular los pecados y las faltas.

La diferencia entre misericordia y compasión estriba en que ésta tiene relacion con el sufrimiento. La misericordia, en cambio, tiene relación con las faltas y muchas faltas son indoloras. La misericordia y la compasión, pues son dos virtudes diferentes que, en lo que se refire a sus objetivos, rara vez coinciden.

La misericordia es lo contrario al rencor, porque el rencor es odio. Misericordia es amar al otro como persona, perdonándolo si nos ha herido o si nos ha agraviado.

Todas las personas, por el hecho de ser humanas, necesitan dar y recibir misericordia continuamente y en este sentido, es particularmente aplicable la parábola del buen samaritano: Jesús propone un modelo a imitar al tiempo que hace notar al maestro de la Ley que los otros no son únicamente los miembros del propio pueblo, sino también cualquier persona, ya que el trato misericordioso no conoce fronteras.


Perdón y bondad

La expresion más clara del sentido del perdón la encontramos en la oración del Padrenuestro: Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No podemos vivir sin perdonar. El perdón es absolutamente necesario en nuestras vidas, no solo en el sentido de perdonar a los otros. También nosotros necesitamos el perdón. Perdonar es acoger, olvidar, mirar hacia delante.

La bondad existe y es indispensable en todos los niveles de la convivencia, asi como para nuestra paz de espíritu. Allá donde haya un hombre o una mujer buenos, iluminan e infunden esperanza.

No todo el mundo es malo. La bondad existe porque es imprescindible para vivir en comunidad.




Amistad

La palabra amistad a nosotros, los mayores, nos recuerda los muchos amigos que hemos tenido a lo largo de la vida: amigos de la infancia, del colegio, del trabajo, de las diversiones, del vecindario y otras actividades culturales, religiosas o sociales. Pero la verdadera amistad ha de ser mucho mas que eso, ha de ser una amistad fraternal. Amistad que nace y se desarrolla entre personas que comparten un mismo ideal y que desean ayudarse mutuamente, viviendo ese ideal con mayor fidelidad cada vez, extendiéndolo entre los que nos rodean.

Esta palabra amistad, sencilla, familiar y en apariencia, poco comprometedora, que quizá la aplicamos a cualquiera con cierta ligereza, implica una llamada exigente de amor sin límites, de amor sin fronteras.
La amistad fraterna consiste en acoger, aceptar, comprender, compartir la vida, ayudarse a crecer en conocmientos.

La amistad es un don precioso y marqavilloso de la persona humana, es un valor que nos ayuda a vivir con ilusión. Ser amigo de verdad, quiere decir buscar siempre el bien del amigo antes que el propio. Es hacerle participar de lo que tenemos y somos.


Amabilidad-Hospitalidad

La amistad también significa amabilidad, porque con amabilidad se ayuda a la convivencia, a las buenas palabras y las buenas actitudes. Ser amables es ir por la vida con una sonrisa grata, que hace posible el acercamiento de las personas.

Ser amigo es ser paciente, cordial, respetuoso, comprensivo con los otros. Y para ser comprensivo es necesario no precipitarse a emitir juicios sobre el otro. Hemos de situarnos en su actitud, a fin de ver las cosas desde su misma perspectiva(empatía).

La amistad comporta hospitalidad, que quiere decir ser acogedores, abrir de par en par las puertas de nuestra casa.


Buen Humor

Que el humor sea una virtud, puede resultar sorprendente. Pero pensemos que la seriedad, referida a nosotros mismos, es culpable. El humor nos preserva y obviando el placer que nos proporciona, precisamente por eso es querido.

Es ridículo tomarse a uno mismo con excesiva seriedad. La falta de humor es falta de humildad, falta de lucidez, de ligereza... Es estar enganchado por uno mismo, es ser demasiado severo o demasiado agresivo y casi siempre es señal de falta de generosidad, de dulzura, de misericordia. Un exceso de seriedad, inclusive en la virtud, tiene algo de sospechoso, e inquietante, por fuerza ha de esconder alguna clase de engaño o de fanatismo.

Hay que poner alegría en la vida. Todo aquello que es trágico es irrisorio. Eso es lo que nos dice la lucidez. Y el amor añade, con una sonrisa, que no todo es tan trágico.

Pero hay risas y risas. Hemos de distinguir entre humor e ironía. La ironía no es una virtud, es un arma dirigida, casi siempre contra otro. Es la risa mala, sarcástica, destructiva... la risa de la burla que hiere, que puede matar. Es la risa del odio, la risa del combate. ¿Algún arma no lo es? Al igual que ningún arma es la paz, ninguna ironía es humor.

El humor es contagioso, se comunica a los otros de la misma forma que el malhumor entristece a los que nos rodea.

A nosotros los adultos nos hace falta poner humor en nuestras vidas. Los años que tenemos nos acercan cada vez más a la Esperanza y eso significa tener serenidad, confianza y alegría. Una dosis de humor podría ser la mejor medicina que pueda recetar un médico.


Generosidad

La generosidad es la virtud del don. No se trata de atribuir a cada uno lo que le corresponde, sino de ofrecerle lo que no es suyo, lo que es nuestro pero que a el le falta. Don de dinero, don de uno mismo, relacionado con la magnanimidad e incluso con el sacrificio. Solo podemos dar aquello que poseemos y solo bajo la condición de no estar poseído.

La generosidad es indisociable de la libertad y del auto-dominio, de tener conciencia de la propia libertad.

Ser generoso es saberse libre para actuar bien y querer hacerlo.

La generosidad es lo contrario del egoismo, tal como la magnanimidad lo es de la mezquindad. Nada hay más sórdido que el egoismo.

Ser generoso quiere decir sentirse liberado de uno mismo, de nuestras pequeñas cobardías, de nuestras pequeñas posesiones, de nuestras pequeñas cóleras, de nuestros pequeños celos.

No hay nada tan gratificante como darnos a los otros. Compartir con los otro sin afán ni preocupación de poseer. Dar y darse sin esperar agradecimientos. La generosidad es amor sin medida, aquel amor hacia los otros que sale del corazón.

La genersodidad ha de ir siempre codo a codo con el amor. Dar y darse con amor, porque lo contrario sería la falsa caridad del que da sin darse, a distancia, friamente, para no contagiarse, solo sería un pretexto para tranquilizar la conciencia


Solidaridad

La solidaridad tiene tres fundamentos: el primero sería el biológico, que nos hace ser miembros de una misma especie, el segundo el social, por medio del cual el hombre es, por naturaleza, un ser con -los otros, finalmente , el ético. Los dos primeros nos han sido dados, el tercero, el ético, es el más importante y es necesario construirlo. Es la capacidad que tenemos de reconocer que vale la pena ser solidario.

Solidaridad es una situación de hecho más que un deber, es una situación del alma más que una virtud o un valor. Ser solidarios es pertenecer a un mismo conjunto y compartir, en consecuencia, una misma historia.

Solidaridad objetiva, podríamos decir, que es lo que distingue a una piedra de los granos de arena, a una sociedad de una multitud.

Si nos unimos a los otros solidariamente, con actitud generosa, desinteresada, participativa, cooperadora, veremos brotar en nuestro interior una energía insospechada y una alegría sin par. No hay triunfo más grande que crear formas valiosas de unidad.

Se ha de ser solidario incluso con aquellos que aún no existen, los que todavía han de llegar. Eso quiere decir, en relación con la naturaleza, que hemos de respetarla y enriquecerla, para que las futuras generaciones puedan disfrutar de ella.


Honradez

La honradez pertenece a aquellos aspectos de la vida tan valiosos, que no pueden ser comprendidos con sólo la razón ni, menos aún, explicado únicamente con palabras.

La virtud de la honradez es una de esas realidades de la persona humana, indefinible e inefable, de las que todo el mundo conoce su más profundo significado.

Todos sabemos lo que quiere decir honrado, aunque no sepamos explicarlo con claridad. Y todos sabemos que la honradez es una virtud que condiciona a todas las demás. Una virtud se alimenta de honradez o deja de ser virtud. Ni siquiera el amor puede vivir sin respirar el aire de la honradez, sin honradez el amor se ahoga.

En una sociedad donde la indignidad está a la orden del día, hemos de procurar que nuestra conducta sea un homenaje permanente a la honradez, esa virtud que en algún momento puede parecer poca cosa, pero de la que a la hora de la verdad, depende casi todo.

El diccionario dice que honrado es aquel que no comete malas acciones, de modo especial actos desleales, robos o engaños.

El hombre honrado no sustenta sus decisiones en sus intereses privados, sino en la imparcialidad de cuanto quiere realizar. Ser equitativos quiere decir ser justos en todas las cuestiones que entren en juego, como consecuencia de la estimación que sienten por el valor de cada una de ellas.

Se honrado es ser justo con las propias actuaciones, que no sean en beneficio propio y a costa de los otros. No es honrado el que esconde lo que tiene para contribuir con sus bienes en el bienestar de la sociedad.


Fidelidad

Fidelidad es la respuesta adecuada a una promesa. Prometer es una actividad propia del hombre, pues sólo el es capaz de hacer proyectos de futuro.

Prometer hoy para mantener la palabra más tarde, en momentos en los que se pueden tener sentimientos diferentes.

El acto de prometer implica dominio de espíritu, capacidad de sobreponerse al tiempo y al espacio y actuar con independencia de los cambios que uno pueda experimentar.

Es preciso cumplir con fidelidad en cada instante, lo que se prometió en un momento determinado. El hombre voluble, que actúa a impulsos de sus instintos, de su afán de ganancias inmediatas, no es creativo, no genera campos de actuación a través de los diversos momentos de su vida. Uno es fiel porque se siente unido a algo valiosos, que perdura, que no es insignificante, psajero, frágil sino que merece un inmenso respeto. Ser infiel a los otros, no compartir la palabra dada, es ser infiel a uno mismo, es privarse de crecer y por tanto de firmeza, de identidad personal, de honorabilidad.


Tolerancia

Igual que la simplicidad es la virtud de los sabios y la sabiduría de los santos, la tolerancia es sabiduría y virtud para quienes, como nosotros, no somos ni una cosa ni otra. Podríamos decir que la tolerancia es una virtud pequeña, pero necesaria. Es una sabiduría pequeña pero accesible.
Tolerar no quiere decir tolerarlo todo. Hay cosas intolerables y otras que no lo son. El mal es intolerable de la misma forma-tomándolos en sentido negativo que los valores que hemos ido considerando hasta ahora podrían determinar que : no querer escuchar al otro, es intolerable, la falta de sinceridad es intolerable, la falta de misericordia, de perdón, de bondad son intolerables y lo mismo podría decirse de la falta de amistad, de buen humor, de generosidad, de solidaridad y de honradez.

La tolerancia sólo tiene validez dentro de ciertos límites, que son los de su propia salvaguarda y la preservación de sus condicones de ser posible.

Al contrario de lo que pasa con el amor o la generosidad, que no tienen límites, la tolerancia es esencialmente limitada, una tolerancia ilimitada sería el fin de la tolerancia. El tolerante ha de guiarse por los principios de la tolerancia. si bien no se ha de tolerar todo pues eso sería bocar la tolerancia a su perdición, tampoco podemos renunciar a toda tolerancia con aquellos qu no la respetan.

Tolerar el sufrimiento de los otros, tolerar la injusticia cuando no nos atañe personalmente, tolerar el horror que no nos afecta, no es tolerancia, es egoismo, es indiferencia o peor que indiferencia, es una indiferencia punible.

No hay tolerncia cuando no tenemos nada que perder, aún más, cuando por el solo hecho de soportar la situación, sin hacer nada, lo tenemos todo a ganar. La intolerancia viola, o intenta violar, lo más sagrado de cada uno, su propia personalidad. La tolerancia propicia y favorece otros tipos de comunicación, inconcebible sin la separación de los seres: el del amor inter-humano adulto, constructor de la sociedad y transparecnia de lo que es definitivo. La docttrina de la tolerancia resulta ser la expresión de una especie de ley de mínimos en lo tocante al respeto por el que discrepa. Representa el paso de los presuntos derechos de la verdad al reconocmiento de los incuestionables derechos de la persona, de modo especial el derecho a la libertad de conciencia y a la libertad de expresión. Ahora bien , el ejercicio de la libertad de expresión comporta una buena dosis de aprendizaje, de sentido del respeto y sencillamante de sentido común.



Discreción
Ser discreto quiere decir ser reservado en las acciones y palabras, hacer y decir solo aquello que conviene hacer y decir.

Ser discreto quiere decir no airear a los cuatro vientos los errores de los otros, eso sería escandalizar. Hoy, por desgracia, a muchos medios de comunicación les falta discreción cuando publican actos y actitudes de las personas, violando su justo derecho a la intimidad. En muchos casos esta falta de discreción puede constituir una falta grave.

Violar secretos de las personas y hacerlos públicos, es una grave falta de discreción. Aquel que abusa de la debildiad de su hermano, es culpable ante su hermano y ante Dios. Por el contrario son dignos de elogio quienes se resisten al escándalo.

Una persona discreta es aquella que siempre quiere pasar desapercibida o que sus palabras y conversaciones se limitan a una comunicación sincera y sencilla sin altisonancias ni palabras prestadas y rebuscadas.

Constancia

Constancia es tener una firmeza irrompible. La constancia es el verdadero secreto de las grandes conquistas también lo es de las virtudes, de cualquier virtud y de cualquier valor humano.

La constancia requiere perseverancia en los trabajos, obras y proyectos que empezamos. Pau Casals, el genial violoncelista, decía al terminar un recital de una suite de Bach que, para poder hacerlo, había estado ensayando durante doce años.

La constancia se demuestra en el humilde cada día y en acciones sin importancia aparente.

Los incostantes, por mucho talento que tengan, nunca acaban de hacer nada bien. Los que son constante, incluso a pesar de su escasez de talento o de sus cualidades congénitas, pueden acabar haciendo prodigios. La constantcia nos ayuda a llevar a buen fin nuestras acciones.

La constancia lo puede casi todo. Esta verdad habríamos de grabarla en nuestra cabeza y hasta en el tuéntano. Existe un refrán que dice " la victoria es para aquel que sabe aguantar un cuarto de hora más que los otros"

Si bien es cierto que hemos de tener constancia para conseguir los objetivos que nos proponemos, también la hemos de tener aunque esos objetivos no podamos alcanzarlos en nuestra vida. Se ha de ser constante en el sembrar de cada día, aunque la cosecha de lo que sembremos la realicen los que vienen tras de nosotros. Eso es constancia y generosidad para la sociedad del mañana.

Diligencia

La diligencia significa cuidado, atención, alegre actividad, en tanto en cuanto son definidores de una idiosincrasia, de una manera de ser y de hacer. Etimilógiamente, la palabra diligencia procede de un verbo latino - diligere- que quiere decir apreciar, amar.

De todo ello se deduce que este valor consiste en apreciar el trabajo y ejecutarlo con ánimo alegre y de la mejor manera posible. Es un aprecio necesario que el trabajo y la actividad son buenos.


Puntualidad
La puntualidad es una virtud que las gentes de nuetro país no solemos practicar.
La falta de puntualidad es señal de egoísmo. Quien falta a la puntualiad no considera que el tiempo de los otros vale tanto como el suyo. Si no fuera asi, no les haría perderlo. La falta de puntualidad hace daño al prójimo y en muchas ocasiones, hace sufrir.

Hemos de ser puntuales con todo el mundo y en todas partes.

Fuente: Texto Vida Creixent


Anexo:  LA HUMILDAD.

La humildad es renunciar al lugar superior (usurpado) que se tenía en el sistema y seguir el orden con amor. Nos obliga a reconocer la tierra y a reconocer que, de muchas maneras, formamos parte de una trama terrenal, de algo que nos obliga y nos dirige, sin que lo comprendamos.

La humildad nos une a aquello que es más grande que nosotro, nos obliga a ver a todos en un mismo nivel, al culpable y al inocente, a los vivos y a los muertos.

Dr. Ernesto Lammoglia.

Instituto de Psicoterapia Tra
nsgeneracional.
  

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